Todas las personas nacidas en la Tierra somos creación de Dios, todos tenemos algún potencial que necesita ser encendido para activarse o puede quedarse ahí sin que nada suceda.
Este milagro ocurre cuando de ser creación pasamos a transformarnos en Hijos de Dios, Él nos ha dado la potestad de ser parte de la familia del cielo (Juan 1.12)
Hay un momento en la vida donde uno empieza a sentirse inquieto, dónde empezamos a sentir el llamado de la Sangre. El grito desesperado que surge del corazón de todas las personas creadas en un momento de la vida empieza a suceder!
Esta es la historia de este Dios Padre que te esta esperando, mirando por la ventana… esperando que vuelvas! Esta historia de amor infinito, está esperando que actives tu identidad de Hijo para que después pasen un montón de cosas en tu vida! .
Si Dios es mi Padre todo lo demás es posible, todo pecado puede ser redimido, todo camino será enderezado, toda nueva oportunidad será para mi, toda bendición me corresponde, toda promesa es mía, toda herencia será reclamada, todo derecho me pertenece, todo desafío aunque parezca imposible será realizable, todo lo que no he podido ser seré y todo lo que no hice podré hacer porque se trata de que DIOS es NUESTRO PADRE y nosotros SOMOS SUS HIJOS!
«Ahora somos hijos de Dios pero aún no se ha manifestado lo que hemos de ser» (1 Juan 2)
Cuando asumís la identidad de Hijo, esa identidad te mete en un camino de superación, de crecimiento, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Estamos desafiados a crecer, porque todavia no se ha manifestado lo que hemos de ser.
Lo que viene para nosotros cuando entendemos que somos hijos e hijas de Dios, son cosas que ojo no vio ni oido oyó, solo tenés que creer!