Efesios 4.2-7 RVC 1960
El domingo no debe ser un día de paso. Es el principio y el fin. Allí comienza todo. Allí volverá a comenzar todo, la semana que viene. Y si algo falla, o hay problemas, la próxima semana podremos decir cómo el viejo predicador: “Es viernes, pero el domingo viene”.
El vienes no importa, el viernes es de paso.
No porque no haya sido trascendental, sino porque precede al GRAN DOMINGO.
El viernes pierde todo su interés apocado y opacado por el brillo del GRAN DOMINGO.