¿Porque dudas?
A pesar de haber visto muchos milagros hechos por Jesús, sus discípulos en medio de una fuerte tempestad se atemorizan y claman a Jesús para que los ayude (Lucas 8.22-25)
La preocupación nos paraliza, lo vemos en la actitud de ellos que siendo pescadores tuvieron mucho miedo en la tempestad, situación a la que seguramente se habrán enfrentado otras veces.
Nosotros también dudamos sabiendo donde estamos, con quién estamos, quién está con nosotros.
La fe echa fuera el temor pero la preocupación te dice: tu problema es tan grande que ni Dios lo puede solucionar. Pero la fe y la confianza en Dios te hace sentir que «todo lo puedo en Cristo porque Él me fortalece».
La confianza (en Dios) demuestra valentía ¡confiar en Dios en la tormenta es de valientes!
Dejar de mirar a Dios y mirar el problema, hace que perdamos no solo la confianza sino también la valentía de avanzar creyendo. La confianza demuestra seguridad, valentía y fe para ver mover la mano de Dios. Pero también implica paciencia y obediencia, cuando decidimos ir por estos caminos que no son simples ni fáciles sabemos que recibiremos de Dios la mejor solución.
Fomentar una relación cercana con Dios, una amistad que comienza con la Salvación, hace que podamos confiar a pesar de las tormentas. La relación con Dios es poderosa cuando andamos en su Espíritu, buscando a Dios, leyendo la Biblia porque cuando yo leo y leo todos los milagros que Jesús hizo, cuando leo y releo entiendo como el poder de Dios se manifiesta en su pueblo, cuidándolos, haciendo milagros y nosotros SOMOS su pueblo!
Si tenés la «costumbre de preocuparte» renunciá a esa preocupación buscando la guía de Dios.
¡Cada día es una nueva oportunidad para fortalecer nuestra confianza en Dios!