Cuando la confianza que nosotros creemos que tiene que estar puesta en las pequeñas cosas cotidianas de la vida no llega y nos encontramos en lugares que no esperábamos estar, nos olvidamos que eso no es falta de confianza sino ansiedad.
La confianza en Dios es algo más grande que no tiene que ver con las pequeñas ansiedades cotidianas sino con una esperanza mayor.
Nos vamos a cansar pero no vamos a dejar de hacer acciones de fe, confiados y conscientes.
El resultado de la fe individual y colectiva es lo que nosotros construimos, nosotros la desarrollamos.
Si estás cansado, la realidad social te está atropellando, entendamos que:
«Confía en Jehová y reconócelo …» y Él te va a descansar los huesos y sanar la cabeza.
Por reconocer al Señor en nuestros caminos y confiar, podemos descubrir que Jesús también confía en nosotros y nos ha dado tareas dignas de confianza.