De todos los grandes personajes de la historia, hay Uno que no se compara con ningún otro porque atraviesa la historia de la humanidad entera.
Siempre vigente, siempre presente y la fuente de los beneficios de Su persona han absorbido todas las áreas de la humanidad, aún hoy. Y jamás se agotan sus beneficios!
En un momento de la historia donde la humanidad estaba en decadencia, Jesús vino a traer Libertad verdadera, de afuera y de adentro. Sus palabras eran nuevas, los esclavos las escuchaban y soñaban con ser libres, empezó a renacer en ellos una nueva esperanza.
Jesús hizo grandes maravillas, apoyaba sus palabras con hechos reales y trajo las novedades que causaban la admiración de la gente, ya que eran hechos de poder y autoridad.
Sus palabras marcaron la historia con un fuego que no se pudo apagar!.
El mundo conoció por primera vez el poder de la sanidad con las manos y ese poder de sanar, Jesús mismo lo delegó a su iglesia para que trascienda, para que bendijera a toda la humanidad.
Jesús estuvo en lugares donde nadie quería estar, se juntó con personas con las que nadie quería estar, solo para sanar esos espacios.
¿Dónde debemos estar nosotros como iglesia? En esos espacios donde se necesite sanidad, libertad verdadera, ahi es adonde debemos llevar a Cristo.
Jesús le ha dado las soluciones a su iglesia ¿las seguiremos escondiendo?