Introducción
Si algo me he propuesto en la vida es encontrarle sentido a las prácticas religiosas, y claramente pienso que si no lo hago, de nada me sirven. La sola observancia insípida de ritos y costumbres me alejan de lo que Jesús nos propone en el camino de la integridad. Lo interesante en este caso es que puedo retrotraerme incluso antes de Cristo y citar al profeta Isaías que nos revela el verdadero significado de una práctica, que por lo que veremos poco tiene que ver con la ausencia de alimentos, o con una competencia tipo faquir de quien puede mantenerse más tiempo sin comer y/o beber.
El ayuno verdadero
En el relato de Isaías 58, Dios se enoja con su pueblo al delatar en sus prácticas religiosas la hipocresía. Dejar lo importante y sobrevalorar lo superfluo. Dios les dice. “No los escucharé. No ayunen como hasta hoy, definitivamente no me agrada” (v1; paráfrasis del autor)
¿Y cuál es el ayuno verdadero?
De chico me enseñaron muchas cosas sobre los horarios y las comidas.
-El verdadero ayuno es desde que sale el sol hasta que se pone- dicen unos; otros piensan que es desde que te levantas, sin desayunar, hasta la cena. Algunos dicen que se puede tomar agua, otros que no se puede ingerir ningún alimento, ni bebida. Otros permiten los jugos, etc. etc.
Los que sostienen que es sin alimentos ni agua, no comprenden como Jesús pudo mantenerse vivo esos 40 días en el desierto sin deshidratarse y desde allí en adelante las preguntas (algunas de ellas graciosas que alguna vez me hicieron) suman lío al rito. ¿Uno se puede lavar los dientes mientras ayuna?, y si algo de agua uno traga en el buche… ¿se corta el ayuno? Si es válido tomar jugos, ¿no es lo mismo comerse una naranja? L o ¡1 kilo de naranjas! ¿Cuántas veces debo orar en ese proceso de no ingerir alimentos? ¿Qué cosas puedo hacer mientras tanto? ¿Se puede mirar TV, las noticia o alguna serie de Netflix?
Esto nos demuestra lo alejado que estamos de un ejercicio espiritual de amor a Dios, amor propio y amor al prójimo que se plantea en el ayuno verdadero.
Lo primero que deseo subrayar es que, a pesar de lo aprehendido en nuestras costumbres eclesiásticas, un día de ayuno no necesariamente es un día triste o de luto.
¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? Isaías 58:5
Ésta pregunta retórica nos lleva a pensar, que un día de ayuno debe ser un día agradable a Jehová y para Dios por lo visto no es necesariamente agradable ver a sus hijos tristes, arrodillados, arrepentidos y culposos. Y mucho menos verlos invirtiendo el orden de lo importante de la práctica, invitando así a la hipocresía a adueñarse de la situación.
También me atrevo a pensar que si los hijos de Dios debemos estar entristecidos por nuestros pecados es porque estamos haciendo tan mal las cosas que debemos pasarnos la vida de arrepentimiento en arrepentimiento. Si el ayuno solo sirve para los pecadores de alta gama, entonces es una herramienta de bajo nivel espiritual para aquellos que no están desplegando sus alas a otras esferas y nunca levantan la cabeza del barro. Y aunque David (por tomar un ejemplo) haya ayunado en estas condiciones, no debemos olvidar que lo hizo después de haber pecado de la peor manera en su vida. Se acostó con una mujer ajena, mandó a matar a su esposo, engendró un hijo con ella, y al nacer, lo vio morir lentamente durante 7 días. (1 Sam 12:16–23) A situaciones similares deseo evitar más que reproducir. ¿Su ayuno fue buen ejemplo? Si, pero su pecado no. ¿Se podría haber evitado ese ayuno? Si, evitando semejante pecado. Pero ¿si se evita el pecado, el ayuno deja de ser útil y vigente? La respuesta es: No.
Dios no solo ha instalado el ayuno para esos casos, también tiene una versión positiva del mismo.
Hay secretos reveladores en esta práctica profunda.
Entonces les propongo 7 pasos-ejercicios de ayuno…. mi abuela decía: “Como Dios manda”. Son ejercicios espirituales introspectivos de gran profundidad. Necesitaremos una gran determinación de superación personal. Deberemos analizarnos a nosotros mismos, indagar en nuestro interior, identificar cosas (actitudes pensamientos, conductas, maneras de hablar, de hacer y reaccionar), conectarnos con Dios y sus verdades, y a la vez con el prójimo; y actuar en consecuencia.
Estos pasos están extraídos de Isaías 58:1 al 11 y podemos dividirlos en dos partes. Una totalmente interior, individual, de amarse a uno mismo (pasos 1 a 6). La otra, de acción directa; de amor al prójimo. Concreto y tangible. (paso 7)
Para ambos ejercicios espirituales debemos concentrarnos, orar y meditar profundamente. Si esto requiere que dejemos de comer para hacerlo por unas horas, es más, hasta dejar de cocinar para no invertir tiempo de nuestro día en eso, entonces estará muy bien. Pero descubriremos que no comer aquí no es el secreto principal.
Haciendo la comparación inversa pienso en ¿cuánto tiempo uno le dedica a un buen asado, o a esas comidas que requieren mucha preparación? Yo me levanto temprano, voy a la carnicería, elijo especialmente la costilla, el vacío, un buen matambre, chorizo de cerdo y porque no algunos chinchulines. Mientras prendo el fuego, con leña por supuesto, dejo la carne fuera de la heladera para que tome temperatura ambiente. Cuando la braza está lista, muy, pero muy lentamente pongo la carne a fuego lento. Primero los chinchulines trenzados previamente adobados con limón, sal y ajo, y los chorizos, para que salgan a modo de picada. Luego la costilla del lado del hueso, el vacío del lado de cuero; el matambre al último doblado a la mitad para que no se seque. El secreto está en salar la carne solo cuando ya está puesta en la parrilla de un solo lado, para que la sal no seque los jugos. Un pequeño golpe de calor para sellar y a esperar. Después de unas 2hs de cocción nos podemos sentar a la mesa. Hasta el final del proceso, café mediante, o té digestivo en su reemplazo. Han pasado (desde que salí a hacer las compras, hasta lavar los platos) unas 6 o 7 horas.
¡Se dan cuenta la cantidad de tiempo invertido en la comida!
Es necesario dedicarle ese valioso tiempo al ejercicio espiritual. Yo sé que muchos argentinos compatriotas estarán pensando: Martín, no hay nada más espiritual que un buen asado (lo cual comparto, jejeje). Pero hablando en serio, en un mundo tan falto de tiempo, donde estamos tan aturdidos por la vorágine diaria, separar tiempo para dedicarnos a bucear espiritualmente, es tan, o más importante que compartir un asado con amigos y/o familia. (no debemos dejar de hacer ni una cosa ni la otra)
Un párrafo más con respecto a la disciplina de no comer. Poder controlar y dominar nuestra mente, ejercer nuestra fuerza de voluntad y mantener durante horas la concentración espiritual, sujetando nuestro cuerpo a esa práctica es una muestra de dominio y control sobre nuestro ser. Algunos creen que no comer durante días, genera un estado de conexión espiritual per se, que abre las puertas a otra dimensión y en realidad solo estamos desvaneciendo de hambre. Ayunar no es entrar en un viaje de ayahuasca. Al contrario de perder el control y generar una clase de droga que viene por no ingerir alimentos, la práctica debe llevarnos a tener un dominio total de la sobriedad, una atención plena y una conciencia absoluta del ámbito tripartito de nuestro ser.
Esto luego también nos llevará a replantear nuestra alimentación por completo, ya que muchos alimentos que ingerimos nos generan una clase de perdida de la sobriedad y la intensión superior es lograr un estado de cuidado y conexión constante al respecto.
Los 7 pasos de un verdadero ayuno
1. Desatar ligaduras de impiedad
2. Soltar cargas de opresión
3. Liberar a los quebrantados
4. Romper todo yugo
5. No usar el dedo amenazador
6. No hablar vanidad
7. Compartir con el neces
En los siguientes artículos iré desarrollando cada uno de los 7 puntos.
Comentarios (1)
Marina says:
15 abril, 2023 at 20:27Como nutricionista y cristiana me gusta el enfoque que le das al hecho de comer y la parte espiritual. A veces pasamos mucho tiempo pensando en comida y poco tiempo pensando en Dios.